La ciudad de Los Ángeles volvió a llenarse de estrellas, pero esta vez no por el estreno de una película o alguna gala de premios. El responsable de tal derroche de glamour fue Alessandro Michele con el Love Parade fashion show, una pasarela en el mismo Hollywood Boulevard, donde presentó la nueva colección primavera-verano 2022 de Gucci.
Unos enormes cañones de luz señalaban el camino hacia el cielo de Los Ángeles y la luminosidad de los teatros proyectaban sobre fondo rosa una torturada entrada de 1955 en el diario de Marilyn Monroe, que termina así: “Mi cuerpo es cada parte de él”. Un canto de amor de su diseñador, el romano Alessandro Michele, a la ciudad californiana, al cine, a la moda callejera y a la historia de una firma que este año celebra su centenario. Se bautizó Gucci Love Parade su primer evento presencial tras la interrupción de la pandemia, porque, explicó, su intención era presentar una parada, algo mucho más grande que un desfile al uso.
La estética hablaba de erotismo culpable, del Hollywood clásico y de su reverso tenebroso. De Elizabeth Taylor haciendo de Cleopatra y de Gloria Swanson bajando por las escaleras al final de El crepúsculo de los dioses. De la imagen clásica de Gucci como seña de identidad de la jet-set o del viaje que hicieron los sombreros de cowboy de las películas del Oeste a los clubes gais.
Una música extraña, de esas que ponen banda sonora de film noir a los traumas de la protagonista, recibió a los invitados, entre los que había famosas como las cantantes Billie Eilish y Miley Cyrus, actrices como Gwyneth Paltrow, Diane Keaton o Dakota Johnson, y deportistas como la tenista Serena Williams. Algunas, como Anjelica Huston, también se colaron rostros conocidos, como los de los actores Jared Leto o Macaulay Culkin, la escritora Miranda July o la guitarrista St. Vincent.
Para entonces, Los Ángeles, con su relajada y paranoica encarnación del alma estadounidense, ya parecía un sitio indicado para celebrar el centenario de una marca que nació como el sueño de Guccio Gucci, rudo florentino hecho a sí mismo que empezó en 1921 a vender maletas de cuero para la pequeña burguesía viajera en la primera tienda de Via Tornabuoni. Si aquella empresa familiar se ha convertido en una de las marcas más ubicuas del planeta.